domingo, 25 de abril de 2010

México y su "Colombianización"



A los mexicanos fatalistas que piensan que México está perdido y que nada puede hacerse para recontruirlo.




Está claro que sin una alianza de EE.UU., México seguira perdiendo miles de vidas y muchisimo dinero en las mal planeadas movilizaciones de policías y soldados, en detrimento de la lucha que sí nos corresponde, o sea la de acabar con los secuestros y con el narcomenudeo que amenaza a los mexicanos.
A juzgar por los resultados, el presidente Calderón no sabía en la que se metía y se encuentra aún mal informado.

Convertir al ejército, fuerza aérea y armada en policías hará que el problema aquiera el panorama que se tiene en Colombia, lo cual puede ser un pretexto magnífico para que Estados Unidos lucre con la venta de armamaentos, envio de "asesores" militares y equipos de seguridad, para regocijo también de muchas firmas Judías.

Sin embargo la Esperanza muere al último y a pesar de la desilución traumatica de millones de mexicanos con los "gobiernos del cambio" no todo esta perdido.


Tuvo que venir el cantante y compositor Joaquín Sabina para hacer abierta la crítica contra la miope estrategia seguida por el presidente de México. Ni una invitación posterior a comer calló esa valiente voz del reconocido cantautor español.

Calderón está conduciendo a México a un callejón sin salida, a un ambiente nauseabundo, donde nuestros hijos no encontrarán los espacios de tranquilidad y progreso que les permita desarrollarse.
El país se convierte a pasos acelerados en una tierra de nadie, donde maleantes y funcionarios públicos operan coludidamente para acumular riquezas y poder, mientras el resto de la población vive en estado de sitio, atemorizada y sin esperanzas.

Para dimensionar la magnitud de lo que realmente está siendo enfrentado en la "guerra total" al narcotráfico declarada al aventón en México por un Felipe Calderón ansioso por lograr una legitimación plena, basta con echar un vistazo a lo que sucedió en Colombia en circunstancias similares con uno de los capos más importantes que ha padecido dicho país, un capo multiasesino vinculado a la muerte de más de 4 mil personas: Pablo Escobar Gaviria, el jefe del Cártel de Medellín, el símil colombiano del Cártel de Juárez o del Cártel de Sinaloa.

Para dar de baja a este despiadado y sanguinario narcotraficante el 2 de diciembre de 1993 tras medio año y medio de cacería despachándolo al Infierno en donde debe encontrarse en estos momentos, fueron necesarios una recompensa de 25 millones de dólares, un comando de la policía colombiana especialmente entrenado con tal fin y unos 8 mil hombres adscritos a los organismos de seguridad del Estado, la ayuda indirecta de los carteles de la droga rivales (organizados como "los Pepes" o "Perseguidos por Pablo Escobar") y los grupos paramilitares, docenas de efectivos de la DEA, el FBI y la CIA, los Navy Seals de la Marina y el grupo Delta del Ejército norteamericano, aviones del gobierno norteamericano equipados con radares especiales y el dinero de algunos de los hombres más ricos de Colombia.

Y a cambio de todo este inmenso operativo para dar de baja a un solo hombre, en cuya puesta en marcha se perdieron muchas vidas causándose un severo daño económico al país al responder Escobar Gaviria con ataques terroristas a la cacería montada en contra suya, quince años después la cocaína continúa fluyendo desde Sudamérica hasta los Estados Unidos el día de hoy al igual que ayer sin que les falte su droga a los adinerados adictos norteamericanos, demostrándose así que para estar surtiendo esta mercancía maldita nadie es indispensable ya que por cada capo de primer orden como Pablo Escobar Gaviria, "el Chapo" Guzmán y "Don Vicente" hay por lo menos otro esperando tomar su lugar.

Al desatar su "guerra total", Felipe Calderón no se puso a pensar que él como Presidente de México no tiene a su disposición en estos momentos nada ni remotamente parecido o comparable a los vastos recursos y la logística que fueron necesarios para llevar a cabo la cacería de Pablo Escobar Gaviria, algo en lo que Felipe Calderón debería haber meditado profundamente antes de lanzar precipitadamente al país en su "guerrita" sin que México estuviera preparado adecuadamente para ella.

La verdadadera lucha contra el cimen organizado se debe de librar a base de inversiones masivas en educación, campañas extensivas de publicidad y acoso fiscal contra las inversiones que lavan dinero. Así se le pegaría al narco a donde le duele, que es en la extraordianaria rentabilidad de sus operaciones y en la posibilidad de hacer legítimo el capital sucio que acumula. Lo demás, es demagogia pura y un camino seguro para la derrota y el terror generalizado.

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